domingo, 27 de diciembre de 2015

11 diciembre 2015


Senegal.
El aeropuerto ya me recibe con multitudes. El avión aterriza a las dos de la mañana dejando atrás diecisiete horas de viaje desde Berlin con escala incluida en Lisboa.
Ya me gusta. Estoy cansada porque debido a la excitación que siempre me acompaña en los viajes no he podido dormir. Por fin Africa.

A mi salida me espera un coche y Pap, el conductor. Tras cruzar un largo túnel con millones de personas a cada lado sosteniendo carteles con nombres y esperando a familiares y amigos. Veo una cara que me sonrie y al bajar la mirada a su cartel veo escrito mi nombre en letras grandes: ELIA. No hay mas blancos a mi alrededor, así que ha sido muy fácil reconocerme. Le sonrio de vuelta y nos juntamos al final del tunel para emprender la continuación del viaje, aun faltan casi dos horas mas. 

Empieza Africa y el trayecto hacia Toubab Dialow. Las calles están destartaladas y hay algo que me hace pensar en India y por lo tanto ya conecto con el país. Me va a gustar, ya lo sé. El coche está aun mas destartalado que las calles, y eso ya es difícil, y con la velocidad pienso que a la que me descuide voy a salir volando. Casi.
Pap es majo, va a ritmo africano y eso me activa el pensamiento de: "¡cambio de revoluciones!". Así es, aquí no hay prisas, no hay horarios, y no planes.. Todo es sobre la marcha y es lo que mas me apasiona cuando viajo. Paramos a poner gasolina... A comprar bananas y a saludar a unos amigos de Pap para comprar cigarrillos. Hecho, ahora si que vamos.

Llego a l'Ecole de Sables y me reuno con Hervé que espera fuera haciendo señales con su linterna. No se ve ni un pimiento. 

La mañana siguiente me despierto tarde y me reuno con los chicos para comer. Descubro el lugar, nos bañamos los cuatro en el mar y me pego unos buenos estiramientos mientras Elik, Margaux y Hervé trabajan en su proyecto. 




La escuela está vacía y la compañía de danza no trabaja hasta febrero pero los estudios de danza con vistas a la sabana son maravillosos. El lugar está dirigido por Germaine Acogny, la hija espiritual de Maurice Bejart. 



Ahí pasamos tres días hasta que los chicos terminan los ensayos. Exploro la zona, vamos a un concierto en el pueblo, rodamos videos con el material de danza en un hotel abandonado, tomamos cerveza en la playa, y nos pegamos una cena de despedida en Popenguine. Fin de la primera fase de creación. Ahora si que empieza lo bueno... Allá vamos!



1 comentario:

  1. Me encanta esta idea de escribir. Es una experiencia única la que tienen, disfrutaba al máximo, aprende de ella, encuentra la belleza entre los contrastes, practica el amor. Te quiero. Los quiero. Joel

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