lunes, 23 de diciembre de 2013

Gokarna




Gokarna. Llegamos tras 26 horas de viaje en tren hasta Goa y otras 7 en autobus y autostop. Dcidimos que queriamos probar la experiencia de hacer hichhiking en la India y fue mas complicado de lo esperado pero finalmente tras dos cambios de coche nos acercamos un poco mas a nuestro destino y alli cogimos el ultimo bus que nos dejaria en pleno Gokarna. Un lugar paradisiaco, de esos que parece que solo existen en las peliculas. Ahí estabamos, por fin Mili y yo con el mar delante de nuestros ojos. Pasamos la noche en el pequeño pueblo, paseando, cenando en un sencillo puestecito y charlando de sueños, hombres, rutas, incertidumbres y chismorreos. Como si nos conocieramos de siempre. Se hizo escuro muy pronto como buen invierno que es aunque haga mucho calor asi que nos recogimos y nos fuimos a dormir porque el viaje nos dejo molidas. En el trayecto conocí a Irene una catalana de 54 años afincada hace 22 en Gokarna con una guest house preciosa y ahora divorciada de su marido indio. Me contó de la dificultad de formar parte real de la vida india aunque haga media vida que vivas allí. Un extranjero jamas puede tener yna propiedad en el país, y tras su separación se pasa 7 meses al año ( los del monzón) sin casi hablar con nadie porque ya no se habla con su ex-marido. Pero es superior el amor que tiene por ese lugar que todo lo demas, por eso sigue allí aunque echa de menos a su familia y se escapa cada año. 

En el mismo trayecto conocimos a Chris, un finlades de 33 años raro hasta decir vasta pero con el que compartimos mas tarde varios momentos. Al día siguiente atravesamos el monte y nos instalamos en la playa de Kudle donde fue fácil encontrar una cabañana barata de bambú. 
Era el día de San Nicolo, y como para Mili es el día mas importante, la celebración empezó a las 12 del mediodia en plena playa con pan dulce, vino y una vela.

Nos fuimos hacia la siguiente playa, Om beach, nombre recibido por la forma de esa playa en forma del signo del Om. Se hizo de noche, cenamos y Mili no dejó de beber hasta estar como una cuba. No había opción. No podíamos volver a nuestra cabaña porque teniamos que atravesar otra montaña y Mili no podía dar ni dos pasos. Mi cara de " y ahora yo que cojones hago" supongo que no hace falta que la explique. Un chico que 30 minutos antes habíamos conocido, John me vino y me dijo: "ei Elia mi cabaña es grande y si nos apretamos podemos dormir los tres en la cama, no podeis volver. Es peligroso y además tu amiga no puede ir así". El chico de Canadá me salvó la vida porque no quedaban habitaciones libres. Le tomé la palabra y una vez ya tranquila por como pasar la noche no hice mas que reír al ir observando a Mili que estaba borracha perdida exigiendo cervezas pero muy divertida.




Al día siguiente me desperté y pasee sola y temprano por toda la playa escuchando música y tomando el sol hasta ponerme negra. Decidimos instalarnos en esa misma playa con nuestro propio "bambú hat". Una monada. Ideal para una noche romántica. Como no era el caso nos fuimos de excursion a otras dos playas Half Moon Beach donde no hay nada de electricidad y Paradise Beach, abandonada y salvaje. Vimos la maravillosa puesta de sol y volvimos para "casa". Siempre atravesando montañas hasta que se hizo de noche y nos perdimos durante un rato, pero fue excitante. La intuición y mi pequeña linterna nos devolvieron al hogar dulce hogar que habíamos construido. 


Otro día nuevo y el día de mi partida, es decir mi separación de Mili después de unos intensos y divertidos 7 días. Fue un día movido pero bonito. Al final todo listo para marchar a las 19'30 hacia Hampi.
Nos regalamos una pulsera igual la una a la otra y deseamos encontrarnos de nuevo muy muy pronto. Es fantástica, intensa y de extremos pero fantástica. Me subí en el autobus y unas lagrimas me cayeron por la mejilla. Es increíble como al estar solo todo es más intenso y fugaz.

1 comentario: