sábado, 15 de febrero de 2014

Los backwaters de Kerala


Me gusta viajar por India en el autobús local y sentarme en uno de los asientos del lado derecho al lado de la ventana. Escucho música mientras el viento me da en la cara sin perder detalle de los distintos paisajes por los que avanzo dependiendo del estado en el que me encuentre. El destartalado transporte va parando cada dos por tres, pero no hay turistas y siempre encuentras a algún indio dispuesto a informarte, ayudarte y entablar conversación. 

Frunzo el ceño, a causa de la falta de gafas de sol perdidas hace ya varias semanas, para evitar que mis retinas revienten y me dirijo hacia Munnar, a las montañas, con solo unas chanclas en la mochila después de que me robaran mis zapatillas de trecking. Todo el viaje cargándolas y llevándolas de paseo por cada rincón de India y ahora cuando más las necesito me las roban. Manda narices. 

Alleppey acaba de quedar atrás con sus maravillosos backwaters y la despedida de Ana y Dani, los itianos amigos de Alice. Pasamos la noche en un "house boat", un barco de los arrozales, cenando comida típica keralí, viendo la puesta de sol rodeados de palmeras y agua y durmiendo los tres juntos en una cama a modo de sandwich por elección propia.

Los Kettuvallans o "casas-barco" se utilizaban tradicionalmente como barcazas de granos para transportar el arroz cosechado en los campos y en algún momento de la historia estos barcos fueron utilizados como vivienda-cuartel por la realeza. 

Fue una experiencia bonita, perfecta para una noche romántica, como otros muchos rincones encontrados en este país, o para compartir con gente aun mas bonita que el paisaje como hice yo esa noche. Tuve suerte.

Nos despertamos temprano para ver salir el sol y desayunamos con el incondicional chai de buen despertar. Nos llevaron de paseo por amplios canales y observamos como los poblados y su gente despertaban a medida que avanzaban las primeras horas del día. Vimos como se preparaban para el nuevo día aseandose o limpiando los cacharos del desayuno en el mismo canal.

Dentro de toda la preciosidad, hubo un descontento general, nos nos llevaron por los pequeños canales por la "Venecia India", como es conocido el lugar, como nos prometieron. Tras un poco de discusión en la agencia a causa del malentendido mutuo nos regalaron otro paseo matutino en canoa por los estrechos canales. Dos en uno por el mismo precio y nosotros mas felices que tres perdices. 
Ese fue el final, Ana y Dani marcharon rumbo a la maravillosa Gokarna y yo me subí al primer autobús destino a las montañas. Me esperaban siete horas de viaje y dos cambios de autobús para amanecer al día siguiente en un nuevo destino.

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